Colección de pinturas de la Asociación Costarricense de Hospitales (ACH)
Autor: Chepito Ureña

Visita del señor Juan Luis Rodríguez Sibaja del día 19 de setiembre de 2011

Son 22 cuadros enmarcados: unos datan de 1975, otros de 1994.

Estas pinturas constituyen un recuerdo de la patria de un trabajador de la cultura en el campo de la creatividad. Creemos intuir en esta colección un elemento muy importante como es el rescate del folclore nacional dentro de un ambiente enternecente que se vislumbra a través del color y su forma de ubicar diferentes elementos como son las fachadas de los edificios hospitalarios, así como los personajes que en casi todos ellos aparecen, lo cual le da vida y color al cuadro.

Es importante el concepto que manifiesta Chepito Ureña en sus obras, aparte del pedido expreso de la ACH para que pintara esta colección de hospitales costarricenses. Este concepto se plasma en una dulzura reflejada en los paisajes y los colores, así como en la presencia de montañas en algunos de ellos, lo cual no nos permite olvidar que nuestro país tiene una geografía muy particular, como lo es su ambiente, su clima y el colorido y riqueza de su paisaje.

Haberle solicitado a un artista costarricense la elaboración de estas pinturas es muy significativo y un gran acierto de la ACH. Es un acierto porque un artista que trabaja su arte de manera ingenua, sin proponérselo, esa misma ingenuidad es la que se nos ha robado con el primer dibujo que nos quitaron; esa ternura de la infancia perdida refleja el sentimiento de Chepito Ureña, quien a su vez nos remite a nuestra propia identidad nacional, esa identidad que también se nos ha arrebatado. Chepito Ureña, siendo egresado de Bellas Artes, no se dejó influenciar por el academicismo, sino que siguió los dictados de su propia expresión, la cual es plasmada en sus pinturas.

Se estima el valor actual en ¢ 300.000,oo (trescientos mil colones) cada uno de los cuadros más nuevos (1994), y ¢200.000.oo (doscientos mil colones) cada uno de los cuadros más antiguos (1975).

Es necesario someterlos a restauración, en el entendido que constituyen un patrimonio muy valioso.

Se recomienda que para una mejor conservación se cuelguen de la pared en lugar visible al público, para que sean disfrutados por las personas visitantes, pues en las actuales condiciones hay un mayor peligro de deterioro.

Mantener la forma del marco (batea) por que coincide con la época en que fueron pintados.