El uso de drogas y sustancias psicoactivas, está influido por una sociedad que ha enfrentado problemas económicos, de acceso a la educación, de acceso a  fuentes de trabajo y que ha mostrado mayores niveles de violencia y migración. Ello incide en que las personas acudan al abuso de sustancias adictivas cada vez más fuertes y perjudiciales para la salud física y mental de los consumidores. Los jóvenes son las principales víctimas de este flagelo moderno.

Se ha considerado que el uso temprano del tabaco y del alcohol son factores predictivos de mayor riesgo de enfermar y morir. Estas drogas que los expertos denominan “drogas de entrada”, son el puente para el consumo de otro tipo de sustancias adictivas. Se ha comprobado que cuánto más temprano los jóvenes comienzan a fumar, tienen mayores probabilidades de experimentar con otro tipo de drogas (http://scielo.unam.mx/scielo.php?pid=S0036-36342002000700016&script=sci_arttext).

La drogadicción es un problema serio de salud pública, pues se asocia con mayores índices de violencia, con múltiples enfermedades infecciosas y cancerígenas; y con altos costos sociales como la deserción escolar, los rompimientos de lazos familiares, la indigencia y el desempleo.

Por supuesto, la drogadicción afecta los costos relacionados con la atención en los servicios de salud, los cuales han de observarse desde una óptica integral para enfrentar esta compleja problemática.

En el Informe Mundial sobre las Drogas, ONU/UNODOC, 2016, se dice que en el mundo 29 millones de personas padecen trastornos relacionados con las drogas, pero solamente 1 de cada 6 reciben tratamiento. Este mismo informe dice: “Los grupos de mayor nivel socioeconómico son más propensos a iniciarse en el consumo de drogas que los grupos de menor nivel socioeconómico, pero estos últimos son los que pagan un precio más alto y tienen más probabilidades de caer en la drogodependencia”.

(La imagen corresponde al Informe Mundial spbre  las Drogas, 2016, ONU)