La comunicación en servicios de salud es indispensable, como así lo es en toda actividad humana. La buena comunicación con quien debemos brindar un servicio, es el principio del éxito.

El trato amable indica la disposición que tiene el funcionario de salud para brindar un servicio humanizado y de calidad.  Este trato inicia desde el primer contacto con la persona o sus familiares hasta la ejecución de procedimientos indispensables para un adecuado diagnóstico o tratamiento.

Las personas que acuden a los servicios de salud agradecen cuando se les explica con dedicación respecto de sus dolencias, de su modo de tratarlas y de los cuidos específicos que se deben tener en determinada ocasión.

La calidad de los servicios muchas veces no se valora por la calidad de los equipos que se empleen para los diagnósticos o la sofisticación de tratamientos, sino por la comunicación que se establezca con los pacientes y sus familiares.

La empatía es el sentimiento de identificación con alguien y  con sus sentimientos, todo dentro de un ambiente de respeto por sus creencias, perspectivas vitales y valores.

La ética en la atención de la salud, implica claras explicaciones de procedimientos, riesgos y beneficios, con un lenguaje comprensible para la persona que recibe el mensaje.

Pacientes y familiares tienen todo derecho de recibir por parte del funcionario competente explicaciones adecuadas y a inquirir una segunda opinión cuando así lo considere necesario.

La calidad no es solo cumplir estándares de desempeño;  comienza por la empatía con quienes a diario acuden a nuestros servicios de salud, la gran mayoría de las veces en condición de vulnerabilidad por su estado de salud.

(Acompaña esta nota óleo de Chepito Ureña, «Edificio de la Asociación Costarricense de Hospitales».