Octubre de cada año es el mes que se dedica a resaltar una etapa de la vida muy importante: la vejez.

La persona adulta mayor es quien con su esfuerzo, en distintas área de trabajo manual, artesanal o intelectual, ha fundado las bases de la sociedad.

Respetar sus derechos y formas de decisión es un hecho trascendental para la convivencia en la familia, la comunidad y la sociedad en general.

Así como los Estados han procurado una protección a la persona adulta mayor, también persisten ideas respecto a la productividad, la cual reconoce como valor la persona que produce, que crea riqueza, relegando a la persona vieja a un segundo plano o aislándola de su entorno familiar.

Se ha llegado al límite no deseado, de considerar mundialmente a la vejez como una enfermedad, sin conocer aún las negativas repercusiones de tal decisión, posiblemente tomada en el seno de personas jóvenes productivas y siguiendo lineamientos de políticas excluyentes.

La vejez no es una enfermedad, es una etapa de la vida.