Los accidentes de tránsito son un problema mundial de salud pública. Estos traen graves consecuencias en la vida de las personas: incapacidades temporales o permanentes, y la muerte, llevando dolor al seno de las familias.

“Cada día alrededor de 3.500 personas fallecen en las carreteras. Decenas de millones de personas sufren heridas o discapacidades cada año. Los niños, los peatones, los ciclistas y los ancianos son los usuarios más vulnerables de la vía pública”. http://www.who.int/violence_injury_prevention/road_traffic/es/ (recuperada 28-10-16)

Según el Informe Mundial de la Seguridad Vial de la OMS (2015), en el año 2013 se estima el número de muertes en 1.25 millones de personas, cifra que según este organismo muestra cierta estabilización en relación con años anteriores, debido a medidas de seguridad vial puestas en marcha en los últimos tres años. Estabilizada o no la cifra, muchas de estas muertes pudieron haberse evitado.

Los accidentes de tránsito es una materia prevenible, aunque no siempre evitable.  La mala o ausente infraestructura, las faltas de señalización y el clima, entre otros, se combinan con prácticas culturales de manejo que deben cambiar: la cortesía en el volante, el respeto a las señales de tránsito, el uso del cinturón de seguridad,  observar la velocidad autorizada en carreteras y autopistas, el respeto a la capacidad de carga  y el adecuado mantenimiento de los vehículos, son elementos de prevención.

La presión de una vida diaria signada por la competencia y el reconocimiento al logro al más audaz, a veces sin importar el medio,  así como la violencia individual, social y familiar se manifiestan en las carreteras: educar para la paz es otra forma de evitar accidentes.

(Acompaña esta nota imagen tomada de http://www.anred.org/spip.php?article3901 recuperada el 28-10-16)